Nueva York— Greg Maddux, Tom Glavine y Frank Thomas, tres peloteros fuera de toda sospecha de dopaje, fueron elevados al Salón del Fama del béisbol en el primer año de consideración por los cronistas.
Pero Craig Biggio se quedó corto por apenas dos votos y las mancilladas luminarias de la ``era de los esteroides'' volvieron a ser ignoradas.
Thomas opinó que jugadores como Barry Bonds y Roger Clemens, los rostros más visibles de los escándalos de dopaje, no merecen tener una placa en Cooperstown.
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