Con toda la “objetividad” posible, la misma que le recomiendo utilice para leer este artículo, pido que se sume a mi petición: “¡Necesitamos que gane LeBron!” (Nota: Si quiere numeritos y análisis especializado, lea a nuestro editor deportivo Héctor Gómez o a Jorge Mota. Aquí hablará un fanático).
Mi pedido no va en aras de aumentar las ganancias de la National Basketball Association (NBA) (aunque si se satisface, de seguro lo hará). Anhelo que quienes crecimos soñamos jugar un "21" con "la culebra, el extraterreste, el enviado de Dios al tabloncillo" (eliga usted el apodo), Michael J. Jordan, volvamos a tener un héroe (y para bien o para mal, el candiato más mediático es L. James).
Verán, como autollamado cinéfilo, sé que los héroes son necesarios. Los humanos precisamos de seres con el título de "Súper" que venzan el mal, aplasten a Darth Vader, evaporen a Majin Buu o dejen en ridículo al Coyote. Sí, nos gustan esos personajes, reales o imaginarios, que besan a la chica, salvan a Atena, aseguran la paz en el mundo, o se llevan para sus manos seis anillos de campeonato de la NBA.
Y es que los héroes (o los antihéroes, que son los que dominan en estos años las taquillas cinematográficas) no son nada sin un "buen" villano o fuerza opositora. Pues ¿Qué hubiese sido de David sin Goliat? ¿Hulk Hogan sin The Uitimate Warrior (El Guerrero), Jack Veneno sin Relámpago Hernández? ¿Gokú sin Freezer? O ¿Jordan sin Karl Malone, Reginald Miller, Charles Barkley, Patrick Ewing...? la respuesta es la misma ¡Nada! ¡No hubiesen sido nada!
Pues por se explica mi llamado. Los fanáticos necesitamos que LeBron Raymone James ( Akron, Ohio, 30 de diciembre de 1984) se pongan un segundo anillo. Merecemos seguir a un nuevo héroe (Si propone otro candidato, con gusto lo seguiré). Sabemos que el fútbol tiene, actualmente, a Lionel Messi o Cristiano Ronaldo; el tennis a Novak Djokovic, Rafael Nadal, Roger Federer o Serena Williams; el golf a Tiger Woods: el atletismo al Súper Sánchez y Luguelín Santos, pero el baloncesto no cuenta con esa gran figura a la cual admirar u odiar. "El Kobe", se dice en la calle (y en su acta de nacimiento) ya está viejo. Por eso es preciso que un nuevo jugador se encargue de cargar con el peso y la publicdiad de la NBA.
Para mi, para mi, para mi, en este preciso tiempo, se hombre es LeBron James.
Y es que sus contrarios, aquellos que en otro momento han jurado por las nobles banderas anti-Jordan, anti-Kobe, anti-Yankees o anti-Boston lo saben. Reconocen que su "odio" se alimenta de personas o equipos a los cuales combatir. Admiten que, sino cuentan con ese némesis, su existencia quedaría relegada al sinsentido deportivo. Pues un "hater" (odiador) que no odia, que no "corta los ojos", es igual a un liceísta sin aguilucho y viceversa.
Nosotros, los más "indefensos", los necesitados de actos heroicos que nos ayuden a alivianar la carga del abrumador 18% del Itbis, de la nada perceptiva delincuencia o de los picapollos chinos en Haití que se quedan sin materia prima “made in República Dominicana”, merecemos que LeBron vuelva a triunfar.
La serie (3-2 a favor de San Antonio Spurs al momento de escribir estas líneas) aún puede ser quemada por el calor de los Heats de Miami. ¡Los necesitamos, lo precisamos, lo merecemos! Ojo, no tengo nada, a favor o en contra de las "espuelas" (Ojalá posean una figura carismática que polarice la atención mediática cual Cena Vs The Rock).
¿Necesitan más argumentos? Pues viene ñapa "sepulturera". A nivel mercadológlico, es más fácil vender a un jugador, que a todo un equipo. Si piensa en el mejor atleta de San Antonio, seguramente se debatirá entre Tony Parker o Emanuel Ginóbili. Y si señala al "más despreciado", la respuesta requerirá algo más de tiempo. En cambio, si debe nombrar al número 1 o al más "destetable" hombre de Miami, una sola persona emergerá en su boca "LeBron", siempre LeBron. (No más datos magistrado).
Para cerrar y como ordena Will Smith a su hijo Jaden en la aburridísima película After Earth: "rodilla en tierra"; y yo agrego: “oremos”, el mundo de los fanáticos de la NBA debe seguir siendo gobernando por el rey LeBron. ¡Así sea!
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